Leena se despertó con el aroma del café recién hecho. La débil luz del atardecer se colaba en la cabina de mando su viejo transportador dimensional, arrancando destellos de las paredes metálicas, y llenando el habitáculo de un ligero tono púrpura. Sonó un corto «blip-blip» calmado, acuoso, seguido de una voz metálica, suave, casi humana:
– «Comandante, su café está listo. Son las 7h GMT del 3 de abril de 2207.»
– «Gracias, Jane. Acércanos a la superficie, por favor.»
Leena era una mujer práctica. La mayoría de pilotos de un vehículo de transporte dimensional como el suyo – VTD en la jerga del mundillo «freelance» – habrían dado un nombre personalizado, quizás original, a la inteligencia artificial que lo gobernaba. Ella, sin embargo, no terminaba de encontrar el sentido a dar un nombre humano a una herramienta no-humana, disimuladamente artificial, por sofisticada que fuera. Así, la IA seguía respondiendo al nombre de Jane (Jane 4.3.235 para ser más exactos), casi una década después de haber sido programada.
Continuar leyendo «01 – Leena»