Jake de nuevo

Lo cierto es que siempre ha habido gentes de todo tipo en la ciudad. Desde que tengo memoria, he salido a las calles encontrándome rebaños de turistas perdidos entre una mezcla muy característica de olor a inciensos y humedad, ojeando piezas de orfebrería en la calle Praterías. En las aceras mojadas, como parte del paisaje, pintores que han inmortalizado en carboncillo las maravillas de la plaza de Fonseca, soñadores que vendían, y venden pulseras de hilo y otras baratijas, y juglares que aún cantan dando vida a las esquinas. Siempre ha habido hombres y mujeres de muchos sitios muy lejanos, muy distintos pero muy iguales en el fondo; todos buscaban algo, todos estaban impregnados de Santiago.

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