Jake

Jake era un chico del sur, alegre, soñador y vivaracho. De pequeño oyó decir a su padre que las mujeres algunas veces no mentían, y a su madre que otras tantas eran los hombres quienes no hacían daño. Así que Jake estaba prevenido y preparado para todo. Y creció muy deprisa.

Un buen día Jake decidió salir a ganarse las habichuelas fuera de casa. La vida en el sur era difícil para soñadores, y alguien hablaba en los bares de ciudades mejores. Tan sólo leyendas urbanas que describían tabernas de piedra en nada parecidas a aquellas paredes de yeso donde se apuraban las jarras de cerveza sureña; rincones salpicados entre calles mojadas, donde la magia cautivadora se respiraba en el aire, y de cuando en cuando algún fantasma te podría devolver la sonrisa.

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Hielo y fuego

Puedes acercarte y llegar a rozarle, y todos dirán que fuiste la reina del baile. Pero las brasas queman si las coges con las manos desnudas.

En un mundo en el que puedes volar mas rápido que nadie sin salir de tu habitación, todos dirán que te lanzaste en picado. Hay veces que la gravedad te quiere o te necesita más que toda esa mierda que te metes en el cuerpo.

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Rol

A la luz de las antorchas, el olor a ternero asado despierta el apetito. Las jarras de cerveza vuelan, brindan y celebran la última hazaña heroica. Cualquier excusa es buena para disfrutar un buen manjar, arropado por el calor del hogar y el olor de la leña ardiendo, escuchando fantasías y leyendas de labios de viejos borrachos.

El hechizo o música de los trovadores llena los oídos con las gestas de grandes guerreros, que en otros tiempos cambiaron radicalmente la historia de los Pueblos Libres, a fuerza de valor y metal, de virotes y de espadas.

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Números

Los números se levantaron y comenzaron a pasearse. Se sentían solos y aburridos sin nadie que los sumara, ni tan siquiera los dividiera de tanto en tanto, así que decidieron salir a probar fortuna.

Algunas leyes abstractas soplaron a su paso, levantando una brisa que en ocasiones se tornaba vendaval, y se llevaba a muchos de ellos, arremolinándolos en torbellinos lógicos, arrastrándolos hacia otros lugares matemáticos mejores.

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Como una estrella

A sus quince años aún no sabía bien de qué va todo esto. Algunos le dijeron que tenía una vida por delante, y de hecho echaba de menos muchas sensaciones que aún no había experimentado. Sin embargo, cuando se levantaba por las mañanas, y antes de acostarse, siempre pensaba que ya había vivido demasiado.

Pasó algunos años empeñado en descubrir todo aquello que le faltaba por saborear, así que comenzó a andar mirando el suelo, y cambió las estrellas del cielo por las de las aceras de Hollywood. En poco tiempo, se sabía todos los nombres que necesitaba saber para alcanzar el firmamento, y se convirtió en un chico famoso. Conoció a una chica muy guapa, él pensó que debía probarlo todo, y ella que aún le quedaban cosas por disfrutar, así que decidieron quererse un poco.

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Sonrisa

Es preciosa. No es una chica guapa cualquiera, vulgar y del montón. Quiero decir que es una de esas promesas que, cuando la ves aparecer, antes de que puedas mover los labios ya te ha dejado claro que nunca estarás a su altura. Ella es una de esas soñadoras que navegan entre bloques de hielo con un buque de cristal. Una de esas chicas duras que, antes de perder una lágrima, ya te ha metido una bala de plomo entre las cejas, y otra de oro en el corazón.

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Rachel

Ella odiaba los domingos por la tarde, y también los partidos de fútbol. Odiaba los días nublados y que el viento molestara a los rayos del Sol. Nunca le gustaron los Rolling Stones y mucho menos la ópera. Realmente la música nunca le dijo nada.

Detestaba las canciones melancólicas, y los árboles altos sin cabaña ni escalera. Odiaba las praderas y los columpios vacíos en las ramas; pero sobre todo le entristecía ver las rocas desnudas de los arroyos secos.

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Renacer

Las luces del ocaso tornan el cielo de un color rojizo anaranjado. Algunas nubes bajas juegan con los rayos de un tenue sol, adquiriendo todas las tonalidades de color posibles, y las formas son alargadas como si la luz tirase de sus extremos.

Una silueta se recorta contra el horizonte, produciendo una sombra que se deforma con las suaves ondas del terreno. Todo lo que sus ojos alcanzan a ver es un paisaje completamente llano, en el que apenas destacan algunas colinas distante, marcadas por la erosión de otros tiempos.

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Fugaz

Quiero ser una estrella fugaz. Brillar con fuerza durante un breve instante en el cielo de tu vida. Quiero que pidas al verme ese deseo por el que siempre has luchado, y después me desvaneceré con él. Despertaré tus sueños y te dejaré que disfrutes con ellos…

Quiero estar contigo el tiempo justo para que eches de menos haberme visto. Lo suficiente para que te ilusiones al recordarme. Quiero ser la representación de todas tus fantasías y la cosas más hermosa que hayas visto nunca. Pero no estaré contigo más que un breve momento en el que tus retinas quedarán marcadas. Y mi imagen nunca se borrará de tu cabeza… seré parte de tu nostalgia y de tu recuerdo.

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