No quiero grandes viajes.
De hecho, no quiero salir de casa.
El mundo entero me parece extraño.
Sólo quiero volver a Ítaca.
No necesito grandes lujos.
Lo esencial a menudo cuesta poco.
Me repugnan la vanidad y la ambición,
en esta carrera de autos locos.
Sólo quiero volver a Ítaca, a casa;
ya no ser extraño, ni extranjero.
Estar de nuevo en el centro,
amarrar en puerto este velero.
Quiero sonreír a la cálida mañana,
saludar al rojo atardecer,
tan vivo, y encarnado,
¡y granate, y naranja, y morado!
Sentir la solas en mi piel,
oler el salitre en la brisa,
abrazar al sol con el corazón,
vivir día a día, sin prisa.
Y tropezar por la calle
a cada dos pasos, charlando,
riendo, soñando saltando…
y fundiéndome en abrazos.
No quiero historias de piratas.
De hecho, sólo quiero esta aventura:
Regresar, algún día, a Ítaca.
Vivir, amar y morir con locura.